A CINCO AÑOS DE SU ÚLTIMA CORONA: Hamilton y la búsqueda épica del octavo título que solo Ferrari puede salvar.
¿Es el Cavallino Rampante el auto con la "madera de campeón" que necesita Hamilton, o es esta una última y arriesgada jugada sentimental por la gloria eterna?
11/15/20252 min read
La sed de gloria y el peso de la historia
La salida de Hamilton de Mercedes fue un divorcio silencioso, gestado tras un lustro donde la ingeniería alemana no encontró la fórmula mágica para el nuevo reglamento. El último destello de gloria de Lewis se siente ya lejano, por lo que su llegada a Maranello en un momento donde Ferrari está cerca de la punta (quedando a solo 14 puntos de McLaren en el Campeonato de Constructores el año pasado) no es casualidad. Lo que el siete veces campeón le dijo a AS resume la magnitud de la apuesta: "Para mí, si gano el Mundial con Ferrari no es el octavo, es el primero". Esto no es solo marketing o una frase inspiradora, es un reconocimiento implícito de que ganar con el equipo más pasional y, a menudo, más dramático de la parrilla, es una gesta totalmente diferente a la hegemonía que logró con Mercedes.
El factor Leclerc y el drama italiano
El impacto de este fichaje trasciende lo deportivo. La Fórmula 1 es un espectáculo cultural y la presencia de Hamilton, el único piloto negro en la parrilla y una figura que domina la moda y el activismo, con Ferrari, la marca más icónica del deporte, es un triunfo de marketing sin precedentes. No obstante, en la pista, existe un factor de fricción: Charles Leclerc. El joven monegasco, ídolo de los tifosi y el futuro a largo plazo de la Scuderia, tendrá que ceder espacio a un heptacampeón con hambre. Hamilton ya percibe una atmósfera diferente en Maranello, un nivel de pasión que le recuerda a los equipos campeones con los que trabajó antes. Pero Ferrari es conocida por su drama interno. ¿Podrá la pasión italiana canalizarse en disciplina y un chasis consistente para dos gallos tan grandes en el mismo gallinero? Ese es el verdadero desafío de ingeniería social que enfrenta el equipo.
El verdadero veredicto: El coche de 2025
Hamilton ya está vestido de rojo, probando el SF-25 y oliendo "madera de campeón", aunque admite que necesitará tiempo para adaptarse al coche que Charles Leclerc ha manejado durante años. La realidad es que el octavo título no lo ganará el nombre, sino el chasis y la gestión estratégica del equipo. El británico tiene la mentalidad intacta, dispuesto a subir su nivel individual en cada apartado, desde la gestión de neumáticos hasta la relación con sus ingenieros. Si Ferrari ha dado el salto necesario para construir un auto que compita con la consistencia de Red Bull o McLaren, entonces veremos un duelo épico. Si no, esta jugada será recordada como el último acto de fe de un campeón que se negó a retirarse sin intentar el milagro en el equipo más legendario de la historia.


